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¿Qué robot me ha robado mi queso?

Muchos signos parecen indicarnos que esa vieja discusión que afirmaba que los robots van a terminar por reemplazar a las personas en sus trabajos está cada vez más lejos de confirmarse.

Un estudio de la consultora Deloitte afirma que la tecnología ha creado en los últimos años más empleos en comparación con los que ha hecho desaparecer. Entre las industrias más beneficiadas el estudio destaca: analistas de negocios, especialistas en tecnologías de la información, trabajadores sociales y afines, artistas y gerentes financieros.

Además, el estudio establece que en algunos sectores como la medicina, la educación y los servicios profesionales, la tecnología han aumentado la productividad y, al mismo tiempo, los niveles de empleo.

Esto echa por la borda otro pensamiento muy difundido que explica que la tecnificación nos da aumento de la productividad a costa de la pérdida de puestos de trabajo.

En el sector del marketing digital puede palparse mucho más concretamente que la tecnología ha abierto nuevos espacios de comunicación, campos de estudio y en consecuencia nuevos puestos de trabajo. Si tenemos en cuenta que ni los canales de venta ni los medios de comunicación tradicionales han desaparecido, sino que se han acoplado a esta nueva realidad tecnológica (realidad omnicanal), asumiendo las parcelas de terreno cedido, el saldo siempre va a ser positivo.

Según publica la revista RRHH Press, la consultora internacional especialista en búsqueda y selección de mandos intermedios y directivos, Robert Walters, asegura que la digitalización de los departamentos de marketing ha generado nuevas posiciones para el desarrollo de las estrategias de la marca en los canales online.

La especialización en marketing online y digital ha sido de los perfiles más demandados de los últimos años, dado que los mercados van evolucionando y generando nuevas necesidades. La consultora afirma que estas funciones se están consolidando actualmente, adquiriendo notoriedad y relevancia en las principales compañías de todo el tejido empresarial, desde startups y pymes hasta multinacionales.

Aún en una economía golpeada por la crisis como la de España, la información y las comunicaciones son el séptimo sector en que el empleo creció a un ritmo superior al 5% en el 2105, según un artículo publicado en el periódico El País.

El estudio de Deloitte es interesante, porque, entre otras cosas, demuestra que el debate ha sido sesgado hacia los efectos destructores de empleo ocasionados por los cambios tecnológicos, restando importancia a sus efectos positivos como motor de  generación de puestos de trabajo.

En este sentido, las opiniones calificadas coinciden en que el avance de la informática, la digitalización y la tecnología afecta principalmente a los puestos operativos o repetitivos, pero al mismo tiempo incrementan la demanda de trabajadores con perfiles especializados y versátiles, entrenados en las habilidades blandas: en la capacidad de liderazgo, de adaptarse a nuevas situaciones, de improvisar y de empatizar con los demás, entre otras.

La discusión entonces parece estar mal enfocada y el core de la cuestión no pasa por su carácter cuantitativo, sino cualitativo: la tecnología parece afectar mucho menos directamente a la cantidad como a la calidad de los perfiles laborales que demanda.

El tema es riquísimo y reabre una discusión para profundizar en el ámbito académico, político y corporativo, que tiene que ver con el desarrollo  de nuestras sociedades, el acceso a la educación y a la tecnología, definitivamente indisociables en el mundo de hoy.

Convierte el ruido tecnológico en conocimiento accionable.

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