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La experiencia de empleado es la brújula del trabajo híbrido

El enfoque ágil de trabajo que las empresas necesitan hoy requiere otro tipo de colaboradores, si bien dentro de un framework, una cultura y un propósito común, mucho más ligado al perfil de un emprendedor que a la idea de empleado que las organizaciones han creado a lo largo de los años. Leía en Mckinsey que hoy el trabajo se convierte en talento, las jerarquías en redes de equipos y los competidores en colaboradores dentro de un ecosistema. Esto nos da buenas pistas de cómo debemos comportarnos como empleados.

El pensamiento crítico, la empatía, la creatividad, pero también una actitud positiva proveniente de motivadores intrínsecos, serán habilidades del futuro del trabajo, acompañadas de las competencias técnicas y nivel de expertise que implique nuestra posición. A todas luces un cambio de actitud será el paso más significativo, un cambio sobre las creencias que tenemos sobre el trabajo.

En un escenario tan disruptivo como el actual, donde las jerarquías y silos organizacionales se van borrando naturalmente, aprender a trabajar en la horizontalidad es uno de los primeros cambios que debemos asimilar. Es un primer paso, además, para empezar a entender las distintas áreas de una organización, comprender el impacto de nuestro trabajo en ellas, así como en el objetivo general o propósito de la compañía. Esto nos permitirá ampliar nuestro rango de acción, ser más asertivos en nuestras tareas y decisiones, ganar efectividad y crecer. 

Por su parte, la orientación hacia el aprendizaje permanente es otra actitud, muy ligada al emprendedurismo, que cualquier empleado debería adoptar. Hoy transitamos un contexto dinámico, donde los avances tecnológicos y focos de conocimiento se mueven rápidamente. Según revelan desde Deloitte, más de un 80% de los empleados encuestados en el Global Human Capital Trends creen que deben reinventar su capacidad de aprender. En Mckinsey hablan de un aprendizaje combinado que incluya el aprendizaje tradicional (capacitación, cursos digitales, ayudas laborales) con métodos no tradicionales (coaching entre pares, redes de aprendizaje, la personalización masiva del cambio, técnicas de «empujoncito»). En definitiva, tenemos que prestar atención a los cambios del mundo, que hoy se está moviendo más rápido de lo que la mayoría puede seguir. 

A continuación, comparto tres cambios imprescindibles para un nuevo mindset de colaborador, que nos ayudará a empezar a trabajar siguiendo la mentalidad de un emprendedor en cualquier contexto laboral en el que nos encontremos.

1. Entrenar la mente para pensar fuera de la caja.

No importa que estemos en un “trabajo de oficina”, no estamos limitados por la vida corporativa, al menos nunca de manera total. Pensar fuera de la caja es abrir nuestra mente a nuevas posibilidades, que pueden no haber sido una opción en nuestra posición actual, pero que se debería transformar en el comienzo de ese cambio de actitud. Es animarnos, además, a proponer acciones no convencionales a nuestro ecosistema de trabajo, salirnos de lo esperado y empezar a buscar nuevas soluciones, que serán al final las que necesitaremos. Atrevernos a pensar diferente es un ejercicio que debe ser parte de nuestras tareas cotidianas de trabajo. 

2. Desarrollar una visión tanto a corto como a largo plazo.

Albert Einstein dijo una vez: «Un nuevo tipo de pensamiento es esencial para que la humanidad sobreviva y avance hacia niveles superiores». Ese nuevo tipo de pensamiento debe centrarse en un objetivo estratégico. Debe tener una visión, bajo la cultura y el propósito de su empresa: una idea de hacia dónde se dirige nuestra trayectoria profesional y cómo llegaremos hasta allí. Como empleado emprendedor o intraemprendedor, cada uno de nosotros somos el líder, más allá de que tengamos objetivos compartidos, seamos subordinados, jefes o miembros de un equipo. 

3. Ser flexibles, positivos y enfocarnos en nuestras pasiones.

La actitud es una gran parte de lo que hacemos y somos. No podemos permitir que las barreras corporativas se interpongan en el camino de nuestros sueños. Es posible que la posición donde estemos trabajando no sea exactamente la que soñamos pero… ¿hemos identificado cuáles son nuestras pasiones?. Los emprendedores deben ser optimistas y mantenerse enfocados en sus objetivos, pero para eso necesitamos explorar e identificar esas pasiones que nos mueven. Esa será la clave para comenzar a visibilizarlas y desarrollarlas en nuestro entorno de trabajo. Como dijo alguna vez Steve Jobs, «a menos que tengas mucha pasión por esto, no vas a sobrevivir».

Por último, eliminar creencias limitantes es un buen ejercicio para modelar nuestro perfil profesional hacia el nuevo tipo de colaboradores que necesitan las empresas. Pasar del miedo como paralizante al miedo como combustible para el cambio, dejar la idea de que cometer errores es malo a transformarlos en experiencias de aprendizaje, de la seguridad al riesgo calculado, de saberlo todo a aprender constantemente, de centrarse en el tiempo de trabajo a centrarse en los resultados.

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