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Rafael Tamames: «Los robots necesitarán todavía quienes los guíen, programen y enseñen a pensar»

Rafael Tamames fundó Findasense en 2007. Con el paso de los años, aquel proyecto pequeño en el campo del marketing digital se ha convertido en una firma con más de 200 empleados repartidos por una docena de países y clientes globales. Tamames ahora ha escrito un libro corto, pero sugerente: ‘¿Qué robot se ha llevado mi queso?’.

En este volumen sigue la estela de aquel famoso bestseller de Spencer Johnson de finales de los 90, ‘¿Quién se ha llevado mi queso?’, donde se analizaba cómo las personas y las empresas tienen que enfrentarse a un mundo en continuo cambio.

Tamames vuelve a dar las claves para adaptarse a una economía que incluso se mueve más rápida, donde la irrupción de la robotización y la inteligencia artificial están transformando el mundo del trabajo, la educación o el ocio. Rehúye las medias tintas y la corrección política, y algunas de sus respuestas pueden levantar ampollas.

-En tu libro te declaras optimista, a la manera del ensayista Steven Pinker, que mantiene que, a pesar de la imagen catastrofista que difunden los medios, nunca antes la humanidad vivió mejor. Dices que con la tecnología hemos ganado mucho más de lo que hemos perdido. Sin embargo, ¿qué le puedes decir a aquellos que se han quedado por el camino del progreso a causa del aumento en los últimos años de los niveles de desigualdad en nuestras sociedades?

Que no han sabido transformarse. Estamos en una sociedad donde el nivel de cambio y transformación es cada vez más rápido y no nos han preparado, ni el sistema político ni el educativo, para asumir estos cambios y saber transformarnos para adaptarnos a las nuevas circunstancias del entorno laboral. Necesitamos que las personas aprendan a gestionar el cambio, sepan detectar las oportunidades y poner la mira en aquello que demanda el futuro, que ya no medimos a largo plazo como hace 20 años. Ahora el futuro se mide de año en año. También me gustaría aportar que no me preocupa la desigualdad, no soy envidioso, lo que me preocupa es la pobreza.

-¿Están ciertamente los robots comiéndose nuestro queso o va a haber de sobra para todos? ¿Qué tienes que decirle a los que piensan que los robots se están quedando con los escasos puestos de trabajo que generan nuestras economías?

Los robots se están quedando con un queso que ya no nos va a pertenecer, pero se generará más queso, solo que habrá que saber dónde buscarlo. Los robots y la inteligencia artificial necesitarán todavía quienes los guíen, los programen y los enseñen a pensar. Estamos en lo que llamo una cuarta ola de transformación, y esto supondrá que se generen mejores puestos de trabajo, con más valor añadido y que podamos disfrutar más del tiempo libre. No sé si habrá trabajo de sobra, pero seguro que no van a ser los mismos, ya que muchas empresas dejarán de existir en un plazo no muy largo si no se transforman. En Findasense ayudamos precisamente a estas empresas a que puedan transformarse digitalmente y a que puedan mejorar el customer experience, ambas competencias básicas para la supervivencia de las empresas.

-Dices que la robotización creciente de la economía va a revertir la situación y a generar puestos de trabajo, pero que van a cambiar los perfiles profesionales demandados. ¿En cuáles estás pensando? ¿Qué profesiones tienen más futuro?

Todas las profesiones que ayuden a los robots a hacer su trabajo de manera más eficiente. Además, habrá profesiones difícilmente sustituibles, pero que sí que serán mucho más eficientes gracias al uso de inteligencia artificial: médicos, jueces, arquitectos… seguirán existiendo y tendrán una formación ‘tradicional’ en la base, pero seguro que necesitarán de nuevas habilidades. Se están creando posiciones de trabajo nuevas en cada momento, por ejemplo todas las que están relacionadas con el análisis de los datos son posiciones nuevas en las que la demanda es muy alta, y alguien tendrá que ocupar y formar a las siguientes generaciones.

-Por el contrario, ¿qué profesiones o puestos de trabajo van a desaparecer a causa de la proliferación de robots y de desarrollos de inteligencia artificial?

Todas las que están relacionadas con tareas mecánicas o repetitivas tenderán a desaparecer. Las máquinas dotadas de inteligencia artificial pueden hacer este trabajo de manera más eficiente, por lo que la propia economía será la que vaya transformando el panorama laboral, ya que además el trabajo lo hará probablemente de manera más económica.

-Los niveles de población robot se suelen corresponder con los niveles de desarrollo de un país. ¿Cómo está España en este aspecto?

No hay datos concretos en España. Sí tenemos datos por ejemplo de Corea del Sur, que es el primer país en relación hombres versus robots y tiene un nivel de desempleo bastante bajo. Esto se une a que vienen de un sistema educativo muy eficiente donde pusieron a prueba lo mejor de otros sistemas. En España, además de que se pueda aumentar el número de robots en el futuro, necesitamos cambiar el sistema educativo tradicional de las universidades para que pueda tener un nivel de desarrollo mayor.

-¿Estás de acuerdo con aquellos que sugieren, como Bill Gates, que los robots deberían pagar impuestos o incluso cuotas a la Seguridad Social para mantener los servicios públicos y el Estado del bienestar?

No, por los menos no de momento. La tecnología tiene que desarrollarse para facilitarnos la vida a las personas, y no lo va a hacer a base de impuestos. Ya existe un impuesto sobre los beneficios empresariales, creo que ese ya es suficiente.

-¿Crees que la robotización aumentará hasta tal punto la riqueza y los niveles de productividad que será viable a corto o medio plazo poner en marcha la ‘sociedad del ocio’ o medidas como la renta básica?

La sociedad tenderá más al ocio, lo que no significa que sea más ociosa. Las personas podrán poner un foco en desarrollar otras habilidades o mejorar aquellas que tienen. Finlandia, que inició la existencia de una renta básica, va a abandonar el proyecto este mismo año. No es la solución. La solución es más y mejor educación.

-En el mundo había 1,6 millones de robots en 2017, y en 2019 podrían llegar a 2,6 millones. Por el momento, la robotización es clara en sectores industriales como la automoción. Pero, ¿qué áreas de la economía conquistará en los próximos años?

El robot no es solo la imagen que podemos tener idealizada, hay muchas tareas que realizan robots, como por ejemplo el supermercado de Amazon (Amazon Go), donde solo entras, coges los productos y al salir directamente se te carga aquello que has cogido. En este caso, hay un número importante de robots o tecnología de inteligencia artificial detrás. Todas aquellas áreas que hagan una experiencia de usuario más grata o que económicamente sean más eficientes serán aquellas que conquistará la robotización.

-En el libro hablas mucho de ‘holacracia’, que es la gestión que has puesto en marcha en tu empresa, Findasense. ¿De qué se trata?

La ‘holacracia’ es un sistema de gestión horizontal donde la jerarquía de las personas es sustituida por la jerarquía de las tareas. La pusimos en marcha en Findasense hace más de dos años. Cada empleado tiene sus propias responsabilidades y puede asumir otros roles secundarios, además de su rol principal, por el que ha sido contratado. Todas las reuniones se hacen en modo ‘holacrático’, lo que permite que la empresa se mueva sola hacia adelante, siendo los empleados los que innoven. Además, al contar con una estructura muy horizontal, nuestros clientes tienen acceso directo a cualquier empleado y no hay un proceso de decisión jerárquico, por lo que podemos resolver sus problemas o necesidades de manera más eficiente. Como hemos visto en nuestra última encuesta a clientes, es de lo que más valoran de nosotros.

-¿Cuál es la gestión habitual en las empresas españolas y qué tienen que aprender los gestores y empleados de este país de lo que se hace en el mundo anglosajón?

El punto de mejora tiene que ver con el conformismo y autocomplacencia. El pensamiento de trabajo para toda la vida ha hecho mucho daño. En España casi hay el mismo porcentaje de personas que dependen del sector público que del sector privado, y eso es insostenible. Ahí está el punto de dolor que ocasiona todos los problemas en la gestión y en los empleados. Las empresas privadas mejoran e innovan, pero muchas veces chocan contra el muro de lo público.

-Al final de tu libro, te muestras muy crítico con la educación en España, sobre todo con la pública. ¿En qué ha fallado?

Estamos hablando de una institución que ha cambiado muy poco desde el siglo XIII, cuando empezaron a crearse las universidades en España. Es un sistema cerrado, en el que parece que la sociedad tiene que adaptarse a él, en vez de la universidad a la sociedad. Nuestras escuelas de posgrado (IESE, IE, ESADE…) son muy prestigiosas y la universidad pública solo genera quebraderos de cabeza.

-¿Qué competencias deberá fomentar la escuela y la educación en general para un mundo dominado por robots y tecnologías que integran inteligencia artificial? ¿Serán más importantes las competencias blandas que las duras?

Las competencias duras de algunas profesiones seguirán siendo esenciales, pero la mayoría de las capacidades deberán tirar hacia las blandas, las que nos ayuden a entender y adaptarnos a los cambios, a relacionarnos con otro tipo de inteligencia, como la que generará la inteligencia artificial.

-El mundo del cine y la literatura han difundido una imagen siniestra e inquietante de los robots. Pienso en la serie ‘Westworld’ o en películas como ‘Blade Runner’ o ‘2001: una odisea del espacio’. Sin embargo, ¿conoces títulos que den una visión más esperanzadora de las relaciones hombre-máquina?

Películas como ‘Her’ o algunos capítulos de ‘Black Mirror’ pueden tener una visión más esperanzadora, aunque siempre tienen detrás una crítica que debemos tener en cuenta para poder hacer de la relación hombre-máquina la mejor posible, ahora que estamos empezando a construirla.

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