No se preocupe por los robots, preocúpese por su propósito
Abundancia: la discusión de ser optimista o no, pasó de moda
Escribir un libro toma trabajo y tiempo individual, pero ese tiempo se recupera y gana (colectivamente) en todo lo que el libro es capaz de anticipar. Claro que esto pasa con los buenos libros, que cuando son muy buenos siguen vaticinando cosas mucho tiempo después de haber sido escritos.
Esto es lo que creo que pasa con “Abundance”, cuyos autores, Peter Diamandis y Steven Kotler, fueron capaces de identificar y describir desde el año 2012 una cantidad de fenómenos que configuran nuestra realidad actual: Los avances exponenciales de la tecnología y la ciencias, la capacidad individual de innovación y la influencia de los “tecnofilántropos“, los Bill Gates, Warren Buffet, Gordon Moore, Larry Page y otros.
Todas estas cosas están ocurriendo y son tendencias irreversibles, basta con repasar lo que sucede con el comercio colaborativo en Internet, para entender lo que la tecnología nos viene posibilitando. Los puntos oscuros de las cadenas de valor se van disolviendo y queda menos lugar para los intermediarios que no aporten un valor real. No hace falta entrar en detalles, hay sobrados ejemplos para demostrar cómo la tecnología está agilizando procesos.
Pero el optimismo suele tener mala prensa. En una entrevista publicada recientemente en el diario El Mundo el pensador Steven Pinker toma posición al respecto: “Soy un optirealista, término acuñado por el psicólogo Jacques Lecomte. Y un posibilista… Yo no profetizo. No digo: cosas buenas van a pasar. Digo: cosas buenas pueden pasar. Y lo digo porque los hechos corroboran el progreso. Por supuesto, pueden suceder desgracias que no anticipamos. Pero los seres humanos tenemos recursos para sobreponernos a ellas. Y lo más probable es que los utilicemos”.
Hay muchas razones concretas para decir que la tecnología nos está haciendo la vida mejor y puede hacerlo mucho más. La capacidad de desplazarnos, la posibilidad de curar enfermedades, de estudiar, de entender el mundo ha avanzado exponencialmente en los último años. Lo que pasa es que lo naturalizamos y lo tomamos como dado, pero no es algo dado, viene de nuestro esfuerzo y trabajo. La Inteligencia Artificial (IA) junto al Internet de las Cosas (IoT) vienen a acelerar y a potenciar nuestras capacidades en todas los campos del conocimiento y sectores de la industria.
El mundo está cada vez más integrado, somos millones con millones de dispositivos interconectados capaces de generar datos. Una gran cantidad de datos, que bien utilizados redundan en beneficios para los consumidores y las compañías. Pensemos esto mismo aplicado a la salud, la educación, la ciencia. La cuestión está en cómo voy a utilizar estos datos como empresario, como profesional, como persona con acceso a ellos.
La humanidad», dice Peter Diamandis al principio del libro, «está entrando en un período de transformación radical en el que la tecnología tiene el potencial de elevar significativamente los estándares básicos de vida para cada hombre, mujer y niño en el planeta». Es optimista, sí, existen las condiciones para lograrlo, también.
En su entrevista Steven Pinker opina al respecto: “ …yo creo que la desigualdad no es un elemento determinante del bienestar. Lo que es determinante es la pobreza. La cuestión no es si todos tenemos lo mismo, sino si todos tenemos lo suficiente”. Quizás aquí hay un foco de discusión más prometedor.
Que esto suceda en la vida real tiene que ver en cómo vamos a utilizar los beneficios de la tecnología. Las condiciones están dadas, si tenemos en cuenta que para el 2020 la clase media alcanzará su mayor proporción en la historia, más del 50% de la humanidad, según lo vienen señalando algunos estudios.
Y este es otro de los pilares que Peter Diamandis explora en “Abundance”, y quizás el que más preguntas nos pueda generar, el de miles de millones de personas (“the raising billion“) que ahora tienen acceso o pronto lo tendrán a todo el conocimiento humano por vía de un celular. ¿Acaso no está sucediendo?
Hay una frase de Ray Bradbury que resume muy bien nuestros temores, expectativas y responsabilidades con respecto al progreso: “No tengo miedo a los robots, tengo miedo de las personas”, decía el escritor de ciencia ficción cuando le consultaban sobre el tema.
«Abundance” proporciona pruebas de que con la combinación adecuada de tecnología, personas y capital se puede enfrentar cualquier gran desafío», dice Richard Branson a propósito de su lectura del libro.
La discusión sobre ser optimista o no creo que está pasada de moda, la discusión debería estar en cuáles serán las mejores manera de utilizar los beneficios que la tecnología inexorablemente nos está trayendo.
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