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“La democracia es la última barrera que le falta a la tecnología por conquistar”

Pese a que lleva anunciándose muchos años, parece claro que la automatización de gran parte de los trabajos que conocíamos hasta ahora es inminente. Este nuevo escenario genera un enorme debate que gira en torno a dos polos: quienes preconizan que en las próximas décadas vamos a vivir una suerte de Apocalipsis laboral y quienes afirman rotundamente que a medida que determinados oficios desaparezcan, se crearán otros nuevos.

En este último grupo se encuentra Rafael Tamames, experto en transformación digital, emprendimiento y marketing y exitoso consultor. En su nuevo libro ¿Qué robot se ha llevado mi queso? (Alienta) asegura que la alianza entre hombre y máquina es la mejor apuesta para el progreso de la Humanidad. Y en la media en que nos adaptemos más rápido a los nuevos tiempos mejor nos irá.

Charlamos con Tamames sobre esta idea y sobre el impacto que las nuevas tecnologías tendrán no solo en el trabajo, sino también en la educación o la política.

Una de las premisas del libro es que los robots van a crear más empleos de los que van a quitar. Como sabe, hay muchísima gente que piensa lo contrario. ¿Por qué cree que esta es una “vieja discusión” cuyo fin ya se conoce?

Bueno, si tuviera la certeza escribiría otro libro y sería millonario, pero en base a las preguntas que me hago en el libro y a mi propia experiencia con la tecnología llego a esa reflexión. Los cambios tecnológicos sustituyen tipologías de empleos repetitivos, no personas, y crean nuevas. En el caso por ejemplo de los medios de comunicación todo el mundo lloró el fin de los trabajos en la imprenta, pero nadie se acuerda de la gente que trabaja en los servidores o en las páginas web de los medios que se han creado a raíz del cambio tecnológico. Al final hay una sustitución, desaparecen unos trabajos, se crean otros nuevos y hay una tasa de sustitución lógica y unos periodos de transición como en cualquier gran cambio tecnológico.

Quizás la tecnología no acabe con el mercado de trabajo, pero desde luego este va a cambiar ¿no?

Sí. En EEUU se calcula que dentro de 10 o 15 años el 80% de los trabajadores serán freelance, con un trabajo desintermediado. Cambia la disposición, la flexibilidad, y sobre todo las tareas repetitivas se van a eliminar dejando tiempo a empleos más creativos o más estratégicos.

Pero estos empleos, aunque sean más creativos, ¿no van a ser más precarios?

Ese es uno de los retos, pero no creo que se tenga que precarizar el empleo. Yo soy optimista, como Steven Pinker. El mundo va cada vez mejor, la tasa de pobreza es cada vez menor y los países que se centren en la educación y la tecnología la reducirán aún más.

Hay quien piensa que la tecnología no avanza más rápido porque, sencillamente, es más cara que pagar a operarios manuales . ¿está de acuerdo?

Hay tecnologías que pueden costar más, pero eso es una lucha contra el tiempo. La clave es que los operarios trabajan sobre tareas repetitivas y esos van a ser sustituidos por tecnología, pero no por un conflicto hombre-máquina, sino por un conflicto entre tareas repetitivas y creativas.

¿Cree que la desigualdad va a ser un problema a medida que desaparezcan este tipo de trabajos?

Hay un economista que se llama Pedro Schwartz que dice que no le importa la desigualdad porque no es envidioso, lo que le preocupa la pobreza. La desigualdad como término es peligroso. La desigualdad entendida como que hay personas que ganan más o menos no me preocupa. Lo que me preocupa es que se empobrezca el ser humano y yo creo que la pobreza no va a crecer, se va a reducir.

¿A costa de que crezca la desigualdad?

No tendría por qué, pero a mí no me preocupa que haya gente que gane más o menos, me preocupa que se empobrezcan las personas.

¿Cree que se será necesario, como propugnan algunos autores, poner impuestos a los robots de cara a mantener nuestro actual sistema fiscal?

Es un tema que está en tela de juicio. Bill Gates hablaba de eso. Yo creo que restringir el avance de la tecnología en principio es malo. Esperaría a que avance, porque puede avanzar mucho más, para discutir esto. Yo creo que todo el tema impostiivo sobre robots es más una receta socialdemócrata conectada con la renta universal y no creo que sean recetas que funcionen para el progreso de las personas. Dejaría a la tecnología libre.

¿Esta libertad no puede ocasionar problemas éticos y de seguridad?

Creo mucho en las instituciones y la democracia. El problema es el uso que se haga de la tecnología, que es un medio no es un fin. Tiene que haber instituciones fuertes, que sepan controlar este tipo de aspectos como los han controlado siempre.

No sé si lo han controlado siempre. Ahí está el caso de Facebook y Cambrydge Analítica nos ha enseñado hasta qué punto las empresas hacen lo que quieren con nuestros datos personales. ¿Es algo a lo que tenemos que acostumbrarnos o se puede ser más estricto con la regulación?

Pasa igual cuando se descubrieron unos currículums de ciertas personas que habían aplicado en un supermercado aquí en Madrid. El tema de la privacidad ha ocurrido siempre, lo que pasa que ahora es exponencial, pero tenemos herramientas tecnológicas para poder detectarlo. Gracias a la tecnología vamos a poder detectar incursiones en nuestra privacidad y son los Estados los que, legislando menos, pero actuando más, teniendo más conciencia del mundo en el que vivimos son los que tienen que trabajar por ser conscientes de las nuevas tecnologías. Igual que tenemos una Guardia Civil para delitos informáticos que es muy pionera y muy puntera tendrá que evolucionar.

En el libro habla también de educación. ¿Cómo ve el futuro de esta?

Para mí la educación es la parte más importante del libro, porque todo el desarrollo tiene que ver con el estatus actual en el que vivimos, pero el cambio de mentalidad en cuanto a la formación, en cuanto a cómo se forman las personas, cómo se forman los profesores, es muy relevante para este debate sobre la Inteligencia Artificial. Debemos desarrollar nuevas formas de educación que destierren de una vez por todas todo lo que tiene que ver con memorización, y tengan que ver más con pensar y tener conciencia crítica.

Pero ¿cree que se va a poder mantener un sistema educativo accesible con un modelo de empleo tan inestable?

Bueno, la educación pública en España es bastante deficiente, bastante mala, pero las escuelas de posgrado como el IE, Iese o Esade son de las mejores del mundo. Hemos demostrado que podemos formar a buenos profesionales en posgrado. Tenemos un problema con la educación universitaria en España que es bastante mala y se lleva bastantes impuestos. Habría que hacer una gran reforma educativa, la educación se puede descentralizar y aprender de otras maneras. Yo no creo que se vaya a precarizar el empleo, se va a flexibilizar, y va a ser bueno para todos. Cada vez vamos a mejor.

Dice que los mejores estudios en España son los que ofrecen ciertas Escuelas de Negocio, pero justo en esas escuelas gran porcentaje del alumnado es extranjero y muy pocos españoles pueden permitírselas. ¿Qué educación va tener la gente que no pueda pagar esto?

Ese es el tema, no todo el mundo tiene que ir a la Universidad. Hay un montón de puestos técnicos para los que no es necesario tener un grado, un título de cinco años. Me da igual como se llame los títulos de tres años, carreras o FP, pero al final necesitamos otro tipo de formación para dar empleos al mercado actual. Tenemos un porcentaje de gente que ha estudiado careras que no sirven para nada. Quizás solo llega al posgrado un 20 o un 30 % de la población, ya tengan recursos o no, porque todas estas universidades tienen becas y opciones de financiación. Que el trabajo está repartido según tus capacidades y deseos es lógico en cualquier mercado laboral.

En general su libro es optimista, pero, como sabe, cuando el CIS pregunta a los españoles si vamos a mejor la mayoría de las personas no lo tiene claro. O al menos lo tiene menos claro que antes. Mucha gente no llega a fin de mes, la vivienda es un bien inalcanzable para muchos, los salarios no suben…. Desde luego la gente no es tan optimista como usted.

Soy optimista, pero realista. Si miramos una encuesta que es anual, a corto, puede que haya mucha gente que no se sienta feliz, pero el ser humano es insatisfecho por naturaleza, quiere vivir mejor, y está muy bien. Pero hay que mirar los datos macro. Se vive mejor, hay más recursos, más seguridad… Vamos globalmente mejor. Los casos particulares, de si en la crisis alguien gasto más dinero del que debía o tuvo un tipo de vida que no se puede permitir en una crisis cometida por la mayor parte de la sociedad y coyuntural, no es relevante. Al final lo que dice los datos macros es que nuestros hijos van a estar mejor que nosotros.

Está de acuerdo entonces con el mantra de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades

Bueno, hay gente que sí y gente que no. Al final es bueno tener una mecánica normal, poder pagar aquello que pides y tener capacidad de repago, como cualquier sociedad normal y tener capacidad de ahorro. Si decides ser una persona que gasta más de lo que tiene debes ser consciente de las consecuencias y asumirlas.

¿La tecnología va a cambiar también la forma en que se hace política?

No lo trato en el libro, pero me lo han preguntado. La democracia y sobre todo los partidos políticos es la última barrera que le falta a la tecnología por conquistar. Tenemos una de las peores generaciones políticas de la historia y gracias a la tecnología podríamos mejorar muchas cosas de nuestro día a día. Servicios o impuestos que la tecnología podría asumir y no necesitaríamos tantos cargos públicos haciendo ciertas cosas que no tienen mucho sentido. Hay cosas como presupuestos participativos, transparencia, sobre todo, y data pública que hay que empezar a aprovechar. Y son las personas y los medios de comunicación los que tienen que empujar para que la democracia sea más transparente.

Como sabrá, los datos no son siempre transparentes, pues significan algo en la medida en que se les da una interpretación. ¿No hay un conflicto en cuanto al manejo de la información?

Tenemos buenos ejemplos en España. Hay muchas cosas que hacemos bien. Sistemas como el de los trasplantes, o la Comisión Nacional de la Competencia, los órganos que son independientes a los poderes son muy buenos. Tenemos que crear organismos e instituciones independientes de los poderes políticos para que puedan actuar en consecuencia. Cuantos más organismos independientes haya, más fiabilidad habrá en los datos y así nadie tendrá que sacar datos a favor o en contra. Y eso lo que nos va a traer las nuevas tecnologías como el blockchain que nos dará mayor seguridad para saber si los datos son correctos.

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