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Te aviso que hoy “voy a dar cera y pulir cera”.
Ya lo han conseguido nuestros queridos burócratas europeos. El 13 de marzo de 2024 fue su gran día.
Se aprobó la «Ley de Inteligencia Artificial» en el Parlamento Europeo. La estación final de un camino que comenzó el 21 de abril de 2021 cuando anunciaron «el advenimiento de una tecnología ética en todo el mundo». Así de simple, así de trágico, una ley y todo arreglado.
Hoy quiero darte un enfoque distinto de lo que vemos en los medios de comunicación. Ser valiente, a veces, significa salirse del carril.
Echando un vistazo a los documentos sobre la regulación de la IA, he notado un cambio interesante en la definición de lo que constituye un «Sistema de Inteligencia Artificial» y, además, cómo ha ido mutando con el tiempo la ley:
– 2021: Se define como «software» que responde a objetivos humanos específicos.
– 2024: Ahora se describe como una «máquina» con niveles de autonomía y capacidad de adaptación.
– Tendencia a regular la IA como una forma de estructurar la sociedad.
– Ignorar deliberadamente el orden espontáneo del mercado y la función empresarial.
¿Es práctico afrentar constantemente nuevas tecnologías con nuevas leyes?
RESPUESTA: NO.
Me explico.
Un aspecto fundamental de mi pensamiento libertario es el énfasis en la libertad individual y la preocupación por la asfixiante regulación gubernamental, que potencialmente limita la innovación y la autonomía personal.
Esta ley establece una serie de prácticas de IA prohibidas que, aunque teóricamente buscan proteger a los ciudadanos de abusos potenciales, también podrían interpretarse como limitaciones significativas a la libertad de expresión y a la innovación tecnológica. La libertad, otra vez, cercenada.
Se prohíbe el uso de sistemas de IA que utilicen técnicas subliminales o manipuladoras para alterar el comportamiento de una persona de manera que perjudique considerablemente a esa persona o a un grupo de personas. Aunque entiendo la necesidad de evitar el daño, me preocupa que tales prohibiciones sean subjetivas (hoy sí les interesan a algunos, mañana no) y puedan usarse para restringir injustamente la innovación en el campo de la IA que podría beneficiar a la sociedad de maneras aún no imaginadas.
Justo hablaba de esto ayer, lunes, con el gran Marc Vidal, que me entrevistó al respecto.
Ver video de la entrevista a Rafa Tamames, de Marc Vidal
Con Marc repasamos: el caso francés, de Mistral AI; distintas visiones a la inercia de comunicación que nos quieren imponer desde los gobiernos; la ausencia de formación para crear empleo de calidad; la espiral sobreprotectora pública y el continuo control del ciudadano como si fuéramos peleles…
Sigo.
La ley prohíbe específicamente la creación de bases de datos de reconocimiento facial mediante la extracción no selectiva de imágenes de internet o circuitos cerrados de televisión, así como el uso de sistemas de IA para inferir emociones en contextos laborales y educativos, excepto por razones médicas o de seguridad. Si bien la privacidad y la protección contra la vigilancia invasiva son cruciales, las regulaciones estrictas en estas áreas pueden frenar el desarrollo de tecnologías que podrían tener aplicaciones legítimas y valiosas, restringiendo así el potencial de mercado y la competencia.
También prohíbe los sistemas de IA que clasifican a las personas en base a datos biométricos para inferir rasgos como raza, opiniones políticas, o orientación sexual. Aunque esto busca prevenir discriminación y abusos, desde una perspectiva libertaria, la regulación plantea preguntas sobre la medida en que el estado debe intervenir en el desarrollo tecnológico y en qué punto la protección se convierte en un impedimento para la exploración científica libre y el progreso tecnológico.
La solidez y la precisión de la IA se garantizarán por aquellos que las desarrollen, no con copias de seguridad o planes de prevención contra fallos como se establece en el Reglamento que se aprobará, sino bajo efectivos sistemas de resolución de conflictos en los que se apliquen leyes que protejan la libertad y la propiedad de los ciudadanos, en los que se puede imputar las responsabilidades a las personas físicas y jurídicas que sean los titulares de esos sistemas de IA, aunque los resultados del uso de esos sistemas no provengan de específicas instrucciones creadas por un humano. ¿Sabes que no hay casi ninguna empresa europea que se regulará con esta ley? Te preguntarás por qué. Fácil: porque no existen gigantes de la IA en Europa. Las empresas que regularán esta ley serán en su mayoría americanas.
ℹ️ ¿Cómo hago Buzzwords?
He utilizado la mayor cantidad de fuentes posibles, particularmente me gustan: The Information, Wired, Forbes, Protocol, Ad Age,… Aparte utilizo inteligencia artificial, como GPT-4, para traducir y mejorar los textos.